3ª ETAPA. Col Petit St Bernard (F) – Vaduz (Capital de Lietchestein)
6.30 de la mañana. Ducha reparadora y abro la ventana mientras me visto de luces. El espectáculo es grandioso. Ha desaparecido la niebla. Muy abajo se ven aún las luces de Bourg St. Maurice. Sobre el pueblo, una masa nubosa no les deja ver el radiante sol que tenemos en las montañas.
Cargo la moto y a desayunar. Me “pongo las botas” para intentar comer tarde y tragar km. Hoy tocan muchos. Y por carreteras donde una media de 50 km/h al final de la jornada es un éxito.
Subo lo que me queda del Petit St Bernard y paso en su cumbre, la frontera hacia Italia. A partir de aquí, una sucesión interminable de “tornantes” , con una pendiente media hacia abajo considerable, me lleva hasta La Thuille, primer pueblo italiano. Desde aquí hasta Aosta es bastante buena carretera para tragar los 55 km que me separan. En Aosta me perdí y tuve que acabar montando el GPS (no lo llevaba montado por la llivia del dia anterior), para que me sacara del apuro.
Desde el mismo Aosta se empieza la interminable subida al Grand St. Bernard. La cima de este puerto hace de frontera entre Italia y Suiza. Casi todo el Puerto está en obras, y en estas circunstancias y con el peso que llevo , no hago más que pensar en un pinchazo. Pero afortunadamente, y a pesar de lo poco pío que soy, el Santo (St. Bernard), me protege los neumáticos. Será porque le saqué una foto a la moto al lado de su estatua en la cima del “pequeño” San Bernardo.
Al fin llego arriba sin contratiempos. Fotos justificativas y me apetece un café. Está bastante fresco. Unos 8º. Pero viendo la aglomeración de turistas en tan típico lugar, decido tomarlo bajando hacia Martigny, en el tranquilo pueblo de Bourg St Pierre.
Me sabe a gloria bendita. ¡Como para que no! 3.40€ un café con leche. Jodó con los suizos. De todos modos he de reconocer que hubiera pagado el doble por el sitio, porque me apetecía, porque me meaba, y porque sí.
El asfalto en Suiza es el mejor con diferencia frente a Francia o a Italia. Además la carretera es más ancha. Pero como tiene las mismas curvas disfrutas más con más seguridad. Con tan buen asfalto las suspensiones trabajan menos, y por tanto, con este peso, la confianza es mayor.
Llego a Martigny, Sión, Briggs… se van sucediendo por un valle completamente plano, pero flanqueado a ambos lados de la carretera por enormes montañas .
Al poco de pasar Briggs, ves cómo el morro de la GP empieza a apuntar de nuevo hacia arriba. Nos espera otra tanda de subidas que harían palidecer a los mayores puertos de España juntos.
Parece que estamos subiendo otro coloso. De repente, al tomar una curva ciega, el que puede quedar ciego es el viajero viendo el imponente panorama. Un pueblo, Glestch, que sirve de bifurcación de dos direcciones. A la izda se ve la verdaderamente impresionante sucesión de rampas y curvas que se pierden entre las nubes, terminan en la cima del GrimselPass, y nos llevan hacia Interlaken, Lucerna, Berna, etc.
A la derecha, lo mismo pero con glaciar incluido a media ascensión. Así que si hasta ahora creías que habías subido, a partir de ahora te vas a enterar. Hago un alto en la subida para sacar fotos, y al arrancar me acoplo a dos motos que acababan de pasar. Una Varadero gorda y una GSF de Suzuki. No sólo les aguanto la subida, sino que después de estudiarlos bastante rato, decido pasarles. Si les hubiera impresionado que les pasara un mega, se les hubiera quitado al ver la matrícula y la bandera española. Estamos de moda. Ya, si ven lo del Komando Maño de la placa portamatrículas, lo acabarían de enetender jejeje.
Cima, fotos, frio… p´abajo. Llego a Andermatt, pequeño pueblo de cuento de Geppetto, y a distancia se aprecian claramente las rampas del siguiente gigante que tengo que matar: el OberalPass. En Francia, los puertos de montaña son Col, en Suiza, Alemania y Austria son Pass, y en Italia, Passo.
Un juego de niños para la GP. Nuevamente me acoplo a un grupo de alemanes que viajaban con una fauna de lo mas variado. Hasta una Guzzi Lemans llevaban. Arriba me encuentro una concentración de clásicos Citröen. Una gozada. Tiburones, Patos, GS, Dos Caballos, Meharis, … Todos impecables. Los mas viejos pilotados por señores vestidos ad hoc, de época. Un 11 ligero descapotable blanco roto, me quita el “sentío”.
Son la 16.10. Estoy en Disentis Munster. Puedo acampar aquí en un camping magnífico y bucólico, pero consulto el GPS y veo que Vaduz está a poco más de 100 km. Palmadita a la GP y…. A por ellos, que son pocos y cobardes.
En Chur vuelve a haber autopista. Me meto de lleno y devoro la distancia. Veo un Hotel que parece majo. Vuelve a amenazar lluvia. Esta noche tampoco acampo.
Revisión rutinaria una vez hecho el Check in y esta vez le engraso la cadena. Me parece hasta que sonríe. Con qué poco se conforma la pobre. Es una joya.
Una vez instalado en la habitación, una ducha reparadora, ropa cómoda, y a conquistar Vaduz . Total… son cuatro calles, les tengo a todos metidos en las cervecerías típicas , y yo desciendo, como todo español de rancia estirpe de conquistadores.
Como siempre que tengo la moto descargada, aprovecho para repostar. Luego una tranquila cena en una terraza típica tirolesa con el magnífico colofón de un Montecristo degustado al aire libre viendo el tranquilo ambiente nocturno de Vaduz. Los Montecristo los llevaba yo. Aquí son prohibitivos. Un buen final para un buen día. A dormir Hoy han sido 500 km. Mañana me esperan en Walding (Austria) a unos 600 km de distancia aún.